“El final de la cuenta atrás”, película de 1980, nos cuenta la historia de un analista, Warren Lasky (interpretado por Martin Sheen), que se embarca en el
portaaviones USS Nimitz, atracado en Pearl Harbor (un portaaviones real)
con la misión de analizar el funcionamiento del barco.
Es recibido por la tripulación con cierto escepticismo sobre su
trabajo, aunque cuenta con el apoyo y la ayuda del capitán del barco,
Matthew Yelland (Kirk Douglas) y del comandante Owens
(James Farentino), el mejor piloto del portaaviones. Hasta aquí todo
correcto, el barco zarpa mar adentro, … hasta que una inmensa y extraña tormenta envuelve el
barco por completo.
La tormenta provoca a todos los tripulantes del USS
Nimitz una fuerte conmoción, pero pasa rápidamente y todo parece estar
bien, pero empiezan a darse cuenta de que no hay comunicación por radio y
de que las cosas no están como las dejaron. Con el paso de las horas,
descubrirán que el portaaviones ha viajado en el tiempo, hasta el 6 de diciembre de 1941, un día antes del ataque japonés a Pearl Harbor. Ahora, el capitán Yelland y sus hombres tienen
la oportunidad, al tener un portaaviones nuclear y aviones a reacción,
de evitar que el ataque se produzca y alterar así los acontecimientos
históricos, ¿pero lo prodrán hacer ?, ¿podrán evitar las paradojas temporales?.
La Teoría de la Relatividad nos dice que el tiempo es la cuarta dimensión de espacio, conformando el espaciotiempo, y que no existe diferencia objetiva entre pasado y futuro. Ese “fluir del tiempo” al que estamos tan habituados a considerar, escapa de la descripción de la Física. Como es sabido, las paradojas del viaje en el tiempo nacen cuando nos referimos a viajar al pasado. Viajando al futuro no se crea contradicción alguna. Pero, ¿cómo puede suceder esto si para la Física pasado y futuro son la misma cosa?; ¿acaso sí existe una dirección privilegiada en el tiempo?
Pero nada está dicho; aún no sabemos hasta qué conclusiones nos llevará la ciencia en los próximos años. Es conocida la frase que dice que hoy estamos tan lejos de hacer práctico el viaje el tiempo, que lo que los hombres de las cavernas estaban de hacer posible el viaje espacial, algo que hoy es un hecho cotidiano. Sin embargo, también es conocida la famosa objeción de Stephen Hawking que dice: si en el futuro se llegara a encontrar la forma de viajar al pasado, ¡¿por qué no nos están invadiendo hoy turistas del futuro?! Algunos suelen contestar: ¿y por qué elegirían visitar una época tan insulsa como la actual?; entretanto otros contestan: quizá nadie venga del futuro porque el futuro está desierto…
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