Pero 2010: Odisea Dos, dirigida por Peter Hyams en 1984, intenta ser una digna continuación de 2001, aunque no logra en ningún momento zafarse de la sombra de su ilustre predecesora.
La novela narra la extraordinaria aventura de la nave soviética Leonov, a bordo de la cual viaja una tripulación mixta, rusa y norteamericana. Su misión no es otra que viajar hasta el sistema joviano y contactar con la nave americana Discovery, abordarla y averiguar qué fue lo que ocurrió para que se perdiera todo contacto con ella, y, si es posible, reactivar sus sistemas de propulsión y enviarla de vuelta a la Tierra. La tripulación de la Leonov también debe intentar localizar el extraño artefacto alienígena (el archifamoso monolito negro) e investigarlo en la máxima extensión posible empleando sensores remotos. Mientras la Leonov inicia su peligrosa travesía, en la Tierra se agudizan las tensiones internacionales y se presiente en el horizonte la amenaza de la guerra. Sus protagonistas son: Roy Scheider (Dr. Heywood Floyd); John Lithgow (Dr. Walter Curnow); y Hellen Mirren (Tanya Kirbuk).
Respecto a la cosmonave, Arthur C. Clarke la bautizó con este nombre en honor al general Alexei Leonov, uno de los más grandes cosmonautas de la historia. Precisamente el libro está dedicado a Leonov y al Premio Nobel Andrei Sajarov, dos de las personalidades más admirables que dio al mundo la extinta URSS.
Lo mejor de las novelas de Clarke es su credibilidad. Pocos autores poseen su bagaje científico, y eso se nota en cada página, casi en cada frase que escribe. Una novela de Clarke es una ficción futurista, pero los adelantos tecnológicos que describe son perfectamente realizables en un futuro más o menos próximo. La corrección científica de que hace gala en sus obras es digna de admiración y muy instructiva.
Si la película no deslumbra visualmente como su antecesora, intenta de ser escrupulosamente realista en sus aspectos fundamentales. La visión de Jupiter y sus lunas parte de imagenes creadas por sondas enviadas por la NASA. La navegación espacial del “Leonov” sigue los parámetros de una exploracion real. Y las especulaciones sobre la existencia de vida en Europa estan a tono con los últimos hallazgos de la sonda Galileo, en donde surge con mas fuerza la posibilidad que Europa sea uno de los pocos lugares en todo nuestro sistema solar donde el desarrollo de vida sea posible.
Nuestros progresos en computadores, robotica, nanotecnologia y exploracion espacial hacen posible plantearse la construcción de sondas interestelares capaces de explorar la galaxia.
Esta exploración es enteramente factible. Modelos númericos basados en premisas razonables sugieren que un plazo de unos doscientos millones de años sería posible explorar nuestra galaxia para una civilización de un nivel tecnológico semejante al nuestro.
Si esto es asi resultaría sorprendente no haber hallado evidencias de visitas extraterrestres. Que sepamos no se ha encontrado nada que de la indicacion de un artefacto alienígena.
De este hecho surge la conocida Paradoja de Fermi: "Si civilizaciones inteligentes existen, porque no estan aqui?
“El ser humano del planeta tierra es un producto fabricado por seres inteligentes que poblaban el Universo o parte del mismo mucho antes de nuestra existencia. estos seres nos han puesto en el planeta que hoy poblamos y siguen controlando de cerca nuestra evolución. Nunca han dejado de encauzar sutilmente el curso de nuestra historia” Alienígenas Ancestrales
"End of transmission".
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